La
globalización tiene que estar al servicio de todos. No debe entronizar la ley
de la jungla. Las reglas de juego de la 'aldea global' no pueden privilegiar a
algunos a expensas de otros. La globalización no debe contribuir a la
ampliación de la brecha entre países ricos y pobres. Debe ser el instrumento
privilegiado para la erradicación de la pobreza.
América
Latina podrá salir de la crisis más fortalecida porque su estructura económica
es hoy más eficiente. Pienso que sin los ajustes macroeconómicos y reformas
estructurales emprendidas a fines de la década pasada, el 'efecto contagio' de
la crisis asiática y rusa habrían provocado espirales hiperinflacionarias
similares a las de los años 70 y 80. Pero como lo ha reconocido el propio
presidente del Banco Mundial, James Wolfenson, los equilibrios macroeconómicos
no son suficientes y se requiere una mejor y trasparente gerencia pública, una
lucha sin cuartel contra la corrupción y mayor equidad social y distributiva
del ingreso y la riqueza.
Crisis de la cultura democrática en
Venezuela y el impacto de la globalización
No
obstante, durante la década de los 80 y en particular en la década de los 90,
esta cultura democrática ha empezado un proceso de resquebrajamiento y cambio.Para
el año de 1990, una minoría (5.2%) de la población manifestaba estar "muy
contenta" con la democracia; alrededor del 66.2% indicaba que estaba
"más o menos contenta"; y algo más de una cuarta parte (28.6%)
expresaba que el sistema debería ser sustituido. Y al preguntársele por cuál
sistema debería ser sustituido un 37% decía que por una dictadura, un 30.8% por
una mejor democracia y un 23.6% por un modelo socialista).
En
suma, los venezolanos de hoy desean una democracia distinta que les proporcione
orden y bienestar. Si ese cambio democrático no se da, están dispuestos a
aceptar, al menos circunstancialmente, un régimen no democrático. Pero dentro
de este deseo de cambio no se observa una inclinación clara por una democracia
de economía abierta y menos estatista o dependiente de la renta petrolera. La
mayoría de la población continúa pensando que el bienestar depende del Estado,
que el petróleo nos beneficia a todos los venezolanos y que si bien es
necesario reducir el tamaño del Estado, éste no debe dejar los controles y
subsidios. La mayoría espera acción gubernamental más que incentivo a la
sociedad para que asuma la propiedad de las empresas
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