miércoles, 20 de noviembre de 2013

Globalización


La globalización tiene que estar al servicio de todos. No debe entronizar la ley de la jungla. Las reglas de juego de la 'aldea global' no pueden privilegiar a algunos a expensas de otros. La globalización no debe contribuir a la ampliación de la brecha entre países ricos y pobres. Debe ser el instrumento privilegiado para la erradicación de la pobreza.

América Latina podrá salir de la crisis más fortalecida porque su estructura económica es hoy más eficiente. Pienso que sin los ajustes macroeconómicos y reformas estructurales emprendidas a fines de la década pasada, el 'efecto contagio' de la crisis asiática y rusa habrían provocado espirales hiperinflacionarias similares a las de los años 70 y 80. Pero como lo ha reconocido el propio presidente del Banco Mundial, James Wolfenson, los equilibrios macroeconómicos no son suficientes y se requiere una mejor y trasparente gerencia pública, una lucha sin cuartel contra la corrupción y mayor equidad social y distributiva del ingreso y la riqueza.

Crisis de la cultura democrática en Venezuela y el impacto de la globalización

No obstante, durante la década de los 80 y en particular en la década de los 90, esta cultura democrática ha empezado un proceso de resquebrajamiento y cambio.Para el año de 1990, una minoría (5.2%) de la población manifestaba estar "muy contenta" con la democracia; alrededor del 66.2% indicaba que estaba "más o menos contenta"; y algo más de una cuarta parte (28.6%) expresaba que el sistema debería ser sustituido. Y al preguntársele por cuál sistema debería ser sustituido un 37% decía que por una dictadura, un 30.8% por una mejor democracia y un 23.6% por un modelo socialista).

En suma, los venezolanos de hoy desean una democracia distinta que les proporcione orden y bienestar. Si ese cambio democrático no se da, están dispuestos a aceptar, al menos circunstancialmente, un régimen no democrático. Pero dentro de este deseo de cambio no se observa una inclinación clara por una democracia de economía abierta y menos estatista o dependiente de la renta petrolera. La mayoría de la población continúa pensando que el bienestar depende del Estado, que el petróleo nos beneficia a todos los venezolanos y que si bien es necesario reducir el tamaño del Estado, éste no debe dejar los controles y subsidios. La mayoría espera acción gubernamental más que incentivo a la sociedad para que asuma la propiedad de las empresas 

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